22 de noviembre de 2010

La música es mi vida

Hoy 22 de Noviembre es día del músico. Muchos se preguntarán qué puede sentir uno, como músico, de que hoy sea nuestro día... para otros posiblemente sea un día y para la mayoría la reacción más natural es "cómo, hay un día del músico!!?"

Pues sí, hoy para nosotros es un día especial, en mi caso particular, la música es el eje central de mi vida. Es mi vocación, mi motivo de paz, mi centro de acción, es la única que nunca falla y siempre está ahí para consolarme, para regañarme y entenderme. Si la música es todo, como todo para mí tiene algún significado en ella. 21 años de estar a su servicio, 21 años de que fuera cautivado por la dicha de tener algo con que expresar mis sentimientos y pensamientos.

Bien decía el gran Beethoven que " solo el pedernal del espíritu humano puede arrancar fuego de la música, por eso es que los músicos se toman todas las libertades que pueden" Con cada nota, pentagrama y melodía escrita, muchos hemos encontrado nuestro camino. Hay en las composiciones que hoy en día vamos conociendo, el espíritu excelso de la dignidad humana, noble y cimentada en reflejar la bondad de nuestra especie. No digo que solo la música como manifestación cultural lo haga, pero sin lugar a dudas, es la que más nos lo facilita y la que más nos acompaña.

La música para nosotros los que vivimos con ella, es fuego, es pasión, es vida... personalmente creo que día a día vamos viendo reflejados nuestros pensamientos y sentimientos en las cosas que escuchamos. La música nos acompaña siempre, desde un elevador, hasta un silbido. Desde una sala de concierto hasta en una estación de tren.

Melodías tan memorables como una sinfonía de Beethoven, una canción de Disney, una trova de Silvio, una salsa del gran combo, un tango, una milonga, un paso doble, un bolero. Una ranchera, una improvisación de jazz, una guitarra, una gaita, una marimba. Todo está conectado en lo que es vida y motor de nuestra existencia. Tan noble era Mahler preocupado por la salvación humana, como lo es Edith Piaf cantándole al amor. Es si, la música nos permite un punto de encuentro para todos los gustos y para todas las clases sociales, y esa es la maravilla que encierra el misterio de la creación musical.

Costa Rica es un país privilegiado en el campo musical. Desde que Don Pepe y Don Guido dieron el pulso inicial se logró una melodía que resuena en nuestros corazones. Bien se le atribuye a Don Pepe el "para qué tractores sin violines" Desde los 70´s nuestro país cambió, se inició la formación musical de jóvenes que hoy son profesionales de la música y que no son solo fruto de la mal llamada "música culta" sino también de la apabullante "música popular". Así es como Ricardo del Carmen, Irwin Hoffman, Chosei Komatsu, tienen que ver con Ricardo Ramírez, Carlos Guzmán, Malpaís y Son de Tikizia.

La formación musical que se inició en aquella época, tiene repercusiones hoy. Principios como la perseverancia, la dedicación, el trabajo en equipo y la responsabilidad son valores que niños de todos los rincones del país aprenden gracias al hoy mejorado SINEM, que inició don Oscar Arias, que fe el que tuvo la visión de concretar el sueño de Don Pepe. Violines, cellos y tambores para que juntos forjemos una mejor sociedad.

Yo violinista, debo reconocer a quiénes me hicieron el músico que soy hoy. Personas que desde distintos espacios lograron que yo amara la música, pero sobre todo que viviera cada nota como lo más grande que mi alma puede producir por mi sociedad. Gracias a mi abuela, que trató de enseñarme lo que estaba a su disposición. A mi mamá que se dedicó a estudiar conmigo durante el inicio de mis estudios. A mi tío Carlos Luis, ejemplo de estudio, pasión y amor a una ejecución sentida del alma. A María que nunca dudo en ayudarme cuando más lo necesite.

Hay tres culpables de mi relación con el violín, y me siento muy orgulloso de ser de los pocos que tuvo el privilegio de aprender de tres grandes maestros. Don Walter Field, Eddie Mora y José Aurelio Castillo. Tres violinistas que éste país hizo para la historia, tres músicos que le han dado mucho a Costa Rica. Don Walter es el gran culpable de que yo sea tan terco con querer estudiar, que no me canse de sentir cada nota, cada ritmo. Eddie me enseñó la técnica para ejecutar, me enseñó la importancia de estudiar pero sobre todo el valor que tiene la dedicación y el empeño por un objetivo deseado. José Aurelio, fue el que me dio grandes oportunidades, el que me enseñó a disfrutar y cuestionar cada interpretación para hacerla mejor.

Por otro lado gente que me ayudó a crecer en Orquesta, mis amigos y maestros. Con algunos solo pude compartir horas, con otros aún disfruto de su vivencia musical. Marvin Araya ha sido mi director por casi 15 años, un hombre que admiro y que hoy me da la oportunidad de hacer la música que más nos gusta, pero sobre todo a disfrutarla, a entregarnos en cada concierto porque es lo que el público nos pide. Álvaro González me enseñó muchísimo en la camerata, me enseñó a exigirme más cada día y a ejecutar con elegancia y apegado a lo que el compositor nos pide. Con menos tiempo compartido la música me dio el chance de conocer a un ser humano excepcional, Manuel Obregón, que es fuente de inspiración a diario, por su visión integral de las artes y de la vida.

Lidia Blanco, mi primera compañera de atril en la OSJ, mi amiga, mi compañera, una mentora dedicada a formar niños y a enseñarles con amor. José Andrés Valerio, mi amigo, el que siempre admiré por ser tan empeñado, un ser humano excepcional y que al igual que a mí, lo que hemos ido cosechando en la música y en nuestras otras carreras, nadie nos lo regaló sino que hemos tenido que trabajar por cada logro y bueno creo que nunca nos cansamos de luchar. Mi compañera Gabby Mora, maestra, docente y amiga, que con sus regaños en solfeo me enseñó a concentrarme y que hoy siendo compañera de atril no deja de enseñarme en cada momento que compartimos, estoy muy agradecido con ella porque siempre está dispuesta a compartir su arte. Un amigo más nuevo de éstas andanzas ha sido Andreas Neulfeld que me devolvió la ilusión de creer en mí, y me dio la oportunidad de aprender con él y ejecutar con él. Alguien muy humilde y lleno de pasión por lo que hace.

La música me ha enseñado mucho. Me ha dado grandes satisfacciones, grandes desilusiones, pero sobre todo ha sido la herramienta que me ha dado paz a lo largo de mi vida. Me ha permitido compartir sustos y experiencias, recordar momentos de la vida y a quienes han sido parte de la misma. Pocas cosas en mi vida han sido tan intensas, y hoy solo puedo decirle a la misma vida, GRACIAS por darme la oportunidad de ser músico. GRACIAS por darme ésta habilidad. GRACIAS por hacer mi camino más sensible con la música que me acompaña día a día.