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Usemos la Música Para Ser Felices. Jorge Rodríguez Vives. Violinista Orquesta Filarmónica de Costa Rica. |
¿Qué
tienen en común Pavarotti, Bocelli, Malpaís, Gaviota, La Sonora Santanera, El
Consorcio, The Beatles, Armando Manzanero, Kurt Dyer, Eduardo Quesada y la
música en el cine? Pues que además de que interpretan música maravillosa, el
común denominador es que han sido parte del grupo de artistas que la
Filarmónica ha traído al país en sus 10 años de historia.
En
2003 cuando la Filarmónica se presentó junto a Manzanero muchos pensaron que
era imposible que una orquesta en Costa Rica pudiera dedicarse a algo más allá
del repertorio clásico, otros con mala fe dijeron no es posible mezclar la
música culta con la música popular. Sin embargo ese fue el origen de lo que hoy
10 años después ha sido una de las aventuras de la industria creativa y
cultural más importantes de nuestro país.
La
Filarmónica, una orquesta joven que cumple su primera década, ha sido un
espacio para que los más afamados artistas internacionales pudiera tener una
experiencia de tocar con 70 músicos en vivo, con arreglos hechos para estrenar
ante el público costarricense y que se ha ido construyendo una colección de
ésta experiencia en los discos que se han grabado. Recientemente ha sido muy
interesante ver como ésta orquesta le ha dado paso al talento nacional con
cantantes maravillosos que han hecho de los espectáculos algo memorable.
Una
orquesta que ha tenido una filosofía de llevar una nueva experiencia a un
público exigente y demandante, una serie de espectáculos musicales atrevidos,
provocadores y diferentes con una finalidad, usar la música para ser felices
como señala el Maestro Marvin Araya en cada concierto.
¿Es
importante que una orquesta tenga una filosofía hoy en día? Por supuesto, es
muy necesario, es la única forma en que cada nota que tocamos y cada letra que
se interpreta tenga un sentido, un legado y un impacto. El que podamos como
músicos ayudar al costarricense a estar más feliz es un privilegio que nunca
podremos agradecer lo suficiente, ya que el público nos alienta a siempre dar
lo mejor de nosotros.
Para
quienes estamos en las artes el convivir con el público es algo hermoso, pero
lo que cada uno de nosotros los setenta músicos de la filarmónica vivimos al
escuchar sus aplausos, al verlos bailar, al cantar las letras de las canciones
o sorprenderse con las imágenes es realmente maravilloso. Gracias a ese público por estar con la
Filarmónica en estos 10 años, gracias a Marvin por su visión y la oportunidad
que nos ha dado a muchos de aprender con él a usar la música para ser felices. Gracias a quienes nos escuchan porque hacen
que la vida tenga sentido. Que sean muchos años más para que ésta orquesta siga
creciendo y el sonido tenga suficiente fuerza para quedar en los corazones de
quienes disfrutamos de ésta orquesta que es de todos.