22 de agosto de 2009

La Boa fue Filarmónica

La Boa fue Filarmónica.
Jorge Rodríguez Vives, Violinista.
Publicado en La Nación, 30 Agosto 2009.

La identidad social es uno de los elementos más relevantes de la sociedad ya que es gracias a las manifestaciones culturales que esa identidad nace. Es esa identidad la que nos da un arraigo y nos permite el desarrollar un vínculo socio-afectivo con quiénes somos y hacia dónde vamos. En estos tiempos de globalización, donde vemos que las manifestaciones culturales fluyen, es importante reforzar a los grupos culturales para que puedan desarrollarse para mitigar los efectos negativos (que no son todos, es válido aclarar) que tiene la globalización.

El debate actual está dado por el tema de la identidad y el desarrollo del patrimonio cultural que cada sociedad elabora, ya que las diferencias en las representaciones artísticas que día a día vemos es el posible nacimiento de una cultura global que catapulta una manifestación autóctona a lo largo del globo. El ejemplo más claro es que hoy en día uno puede escuchar música árabe, francesa, mexicana, turca y brasileña en cualquier parte del mundo. Esto nos hace pensar que cuando hay proyectos culturales que fusionan estilos y retoman íconos de la cultura popular debemos apoyar esa producción en pro de la cultura para desmitificar que la cultura popular choca por ejemplo con la música “culta”.

Sin Fronteras ni Barreras. La música como todas las artes, es una manifestación de sentimientos, pasiones, congojas y alegrías que son transmitidas a partir de un sonido, que con frecuencia se queda en nuestra mente y así nos transportamos , sin fronteras ni barreras a estados anímicos e inclusive a lugares con tan solo escuchar una melodía. Qué podemos decir de la magia de una canción y los recuerdos que nos trae. Un ejemplo de esa magia se da particularmente cada agosto para la celebración del día de la madre en nuestro país, cuando tenemos la oportunidad de escuchar la música de uno de los grupos grandes de América Latina, un grupo que con sus piezas marcó generaciones y que hoy en día pone a bailar a jóvenes y adultos mayores. En definitiva no hay Agosto en Costa Rica sin la Sonora Santanera.

Con sus obras hemos disfrutado de largas noches de diálogo, romance y baile, pero sobre todo hemos encontrado un ícono que ha logrado superar la barrera de su país y se convirtió en una entidad cultural regional que se consolida ya en su 54 aniversario de creada. Esta orquesta ha ido por ende concretando sueños, retos y oportunidades para mantenerse vigentes y sobre todo ir atrayendo a un mayor público. Sin temor a equivocarme, creo que Costa Rica ha marcado parte de la historia de la Santanera ya que este 2009 la Orquesta Filarmónica de Costa Rica les dio la mano para hacer una locura.

Una Manifestación Cultural Binacional. Un teatro, una orquesta y una leyenda juntas en el escenario, un público impaciente. Suenan los primeros acordes al mejor estilo de una fuga clásica y los corazones de todos cada vez laten más rápido, hasta que llega el sonido de las trompetas y la gente estalla de alegría, “la boa” a comenzado. Esa es la vivencia del espectáculo que la Filarmónica y la Santanera le regalaron a Costa Rica en una manifestación cultural que une lo mejor de dos países y dos estilos musicales que juntos hacen una producción muy satisfactoria donde se rompen mitos y se desarrolla la cultura.

Vaya forma de dar respuesta a los desafíos que la globalización en materia cultural nos presenta. Acciones que como ticos debemos defender y seguir forjando con políticas públicas en materia cultural que respalden la iniciativa de hacer cosas diferentes para que más y más gente pueda disfrutar de la música, pero sobre todo para que la gente la sienta como algo cercano y propio ya que no hay satisfacción más grande para un músico que tocar en un teatro a reventar, y que todos sepan un ritmo nuevo que cantan y dicen… la boa fue filarmónica