16 de febrero de 2010

La Fiesta electoral de una Democracia sólida

Publicado por La Nación, 16 Febrero 2010 y en Panorama.

La fiesta electoral de una democracia sólida

Jorge Rodríguez Vives, Internacionalista.

Los costarricenses debemos sentirnos orgullosos de ver nuestra democracia saludable


Recién termina un nuevo proceso electoral en nuestro país, aspecto que no es extraño en la psique social nuestra. Varios elementos hicieron de esta una elección particular. Estrenábamos un Código Electoral que en definitiva nos presentaba nuevos retos como sociedad, imponía nuevos retos a los partidos políticos y nos presentaba un nuevo desafío como electores.

Además, marcó nuevas dimensiones para el análisis de la comunicación política, del uso de los medios cibernéticos para la atracción de votantes, pero, sobre todo, manifestó la expresión soberana del pueblo costarricense, que decidió mantener el rumbo que inició en el 2006, pero con un cambio en la tradición presidencial, al elegir a la primera mujer Presidenta.

Democracia sólida. Definitivamente, el aprendizaje que tendremos de este proceso será enorme. Hoy, debemos los costarricenses sentirnos orgullosos de ver nuestra democracia, saludable, sólida y marcando la pauta a escala mundial.

Debemos de sentirnos orgullosos del país que tenemos no solo por la arquitectura de nuestro aparato electoral y las garantías que el Tribunal Supremo de Elecciones nos brinda, sino, también, por la forma tan digna y particular con que vivimos nuestra fiesta nacional.

Rememorando los distintos momentos que me correspondió vivir en este proceso, debo resaltar el rol que jugamos los jóvenes, que con pasión defendimos al candidato o la candidata que gozaba de nuestra predilección, no importaba en qué partido, decidimos vincularnos y marcar la diferencia.

El sábado 6 de febrero fue hermoso ver aún tarde en la noche a jóvenes con banderas en sus carros y a lo largo de la calle principal entre la Fuente de la Hispanidad y el Parque Central, coreando y festejando respetuosamente el color político que los identificaba. Fue aún más hermoso ver cómo volvieron los colores a las calles, la pasión por mejorar Costa Rica, la emoción de vivir un proceso electoral, la ilusión de los más niños de participar en las elecciones infantiles y de las caravanas que se desarrollaban sobre un plan de futuro que estaba en ciernes el domingo 7 de febrero.

Como joven del Bicentenario, me siento profundamente identificado con la participación juvenil. El tiempo de los jóvenes no es mañana, es hoy. Estamos vinculados a distintas causas, con miles de convicciones y eso simplemente fortalece nuestra democracia.

Sin embargo, es necesario que cada vez más entendamos que el joven no se merece todo por el simple hecho de ser joven, sino porque nuestra generación, gracias a la visión de nuestros gobernantes y el apoyo de nuestras familias, hemos logrado estudiar y nos estamos preparando para ser responsables con el llamado que la Historia nos hace, de ser protagonistas del desarrollo nacional.

Como decía don Pepe, “en la vida pública como en la profesional, cada generación tiene algo que aportar”.

El otro ejemplo que viene a mi mente para recordar este proceso electoral, fue cuando el domingo 7 de febrero, en un marco de absoluto respeto y a pesar de ser parte del trajín de la campaña, el presidente Arias se dirigió a su recinto de votación a ejercer el derecho y deber ciudadano de emitir su voto.

Fue recibido por gente de todos los partidos políticos, que a pesar de las diferencias que se manifestaron en el proceso, lo recibían con cantos, gritos de apoyo y con el agradecimiento hacia la labor realizada. No importaban los colores políticos, solo importaba la institucionalidad del país. Don Óscar, acompañado por su Gabinete y jóvenes, iba con ilusión a mantener vivo el espíritu de la Patria.

Nuestras elecciones las custodiaban niños, jóvenes, maestras, albañiles, en fin civiles que dedicaron su tiempo para ver cómo nosotros los votantes llegábamos a elegir a nuestro nuevo capitán de barco, en este caso una capitana, que tiene el reto de mantener el rumbo iniciado, de profundizar en el bienestar de los más necesitados, de conservar la confianza generada por la presente administración y, sobre todo, impulsar las oportunidades para los diversos actores, que gustosos queremos aportarle a la Costa Rica del Bicentenario.

Definitivamente, qué bendición el haber nacido en nuestro país, qué dicha vivir en nuestra democracia y qué satisfacción da la ilusión que todos tenemos de nuestro futuro cercano.

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