21 de octubre de 2014

Una derrota diplomática de la que tomamos nota

El día de hoy Costa Rica perdió su reelección para ser miembro del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En la Administración Arias Sánchez fuimos parte del Consejo de Seguridad, en la Administración Chinchilla Miranda fuimos electos en el Consejo de Derechos Humanos... ¿Ahora?

No deja de ser este un tema de mucha relevancia ya que era la primera elección fuerte a la que el nuevo Gobierno se enfrentaba. Es una elección que debemos estudiar ya que tiene implicaciones más allá de la derrota diplomática más importante de las últimas décadas.

Nos  ocupa el tema ya que fue la razón principal por la que el Presidente Solís estuvo en Naciones Unidas hace unas semanas, donde en la Asamblea General pidió el voto públicamente a los Estados partes. Me parecería extraño que el Presidente siendo experto en temas internacionales se expusiera a ésta derrota y bochorno, sino que queda en ridículo su visita a New York. Queda claro que su designado político en NNUU no tiene conocimiento, queda claro que no hay una articulación seria y responsable con Ginebra, queda claro que le dimos el voto a Venezuela en el Consejo de Seguridad pero no nos garantizamos el apoyo del ALBA para nuestra elección. En la lógica de intercambio de votos ¿qué fue lo que pedimos? ¿Tenía claro el Canciller que ésta era la elección importante de Costa Rica para este año?

Son preguntas que consideramos no tendrán respuesta y posiblemente se diga que fue inesperado. Pero conociendo a los equipos en nuestras embajadas, conociendo por dentro el sistema de la ONU, creo que acá peso más la inexperiencia. Hoy nuestra política exterior pierde un brazo de sus tradiciones. Hoy nuestro país queda al margen de una institución que ayudamos a hacer. Hoy nuestro país pierde liderazgo y credibilidad. Hoy Costa Rica no es la misma.

Alguna gente dirá que que alegría que no quedamos electos ya que acá falta que avancemos en temas de derechos humanos. Desgraciadamente no me puedo alegrar por el escarnio diplomático del que hoy somos responsables, no puedo coincidir por ser este un tema de Estado y dignidad de la República. Cierto hay cosas que arreglar acá, pero estar ahí era precisamente lo que se ocupaba ya que nos obligaba a ser consecuentes.

Deja ésta situación expuesta la falta de rumbo en política exterior y nos deja claro que tendremos más sorpresas en los próximos años... Ojalá que se rectifique a tiempo.

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